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ASK KIDS.Pregúntale a los chicos

 



Paseaba por el puerto turístico de mi pueblo de la infancia, cuando en varias casetas de venta  de billetes de paseos marítimos y entre los gritos de los vendedores me llamó la atención un cartel que decía “ ask kids”, en claro reclamo al cliente turísta-padre. Pero yo me preguntaba que pensarían los muchachos de la  infancia de aquella transformación que había sufrido nuestro pueblo, el turismo. Ask kids, pregúntale a los chicos.​​​​​​​​

 

​Hace algo más de treinta años mi padre vino a esta tierra a trabajar en la construcción de un hotel en un pequeño pueblo pesquero con  fabulosas playas vírgenes, llamado la Tiñosa. Actualmente se llama Pto. del Carmen y es la zona turística más extensa y desarrollada de la isla. La transformación del espacio es total debido a la expanción y explotación turística. Donde antes había terrenos de cultivo ahora hay hoteles y apartamentos, donde había barquilllas de pesca ahora hay submarinos de paseo turístico y  donde había playas desiertas ahora hay hamacas y turistas. Mis primeros años de vida los pasé en un pueblito que además de las pocas casas de pescadores, sólo tenía el hotel en construcción que estaba ubicado en primera línea frente a una pequeña cala de arena blanca, para nosotros “la playa del hotel”. Al lado, entre el hotel y el pueblo, estaba mi casa. En una pequeña playa, la “playa chica”, se podría decir que tenía el mejor patio del mundo. ​​​​Hasta los primeros años de los 70 viví en un entorno, donde aparecía algún pescador en la playa y que sólo se utilizaba para los asaderos de San  Juan.  Ahora  mi  casa  ya  no  existe, dejo  el espacio  para  los  

llamados entonces bungalows y la playa  tiene una explanada  de cemento  llena  de  hamacas,  un  muelle-bar,  un​​ club  de  buceo y hasta varias palmeras tropicales.Ya en los 70 nos mudamos a otra casa, ahora, tres calles más arriba de la playa chica. Aparecían los primeros turistas, mientras mis hermanos y yo corríamos descalzos y en bañador por la nueva urbanización. El espacio empezaba a cambiar de tal manera que éste acabó por transformar los hábitos de los lugareños, eran nuevos trabajos y nuevas vidas. En la actualidad son miles el número de camas hoteleras, y miles los turistas  que ocupan las playas, bares , restaurantes, paseos...Todo ha cambiado de tal manera que sin haberlo visto antes es imposible imaginárselo, porque ya no queda nada, y si no pregúntale a los chicos.​​​

 

Ojeaba en casa las viejas fotos de mi familia de aquellos años, los lugares, mis hermanos, amigos y otros parientes. Pequeñas fotografías en blanco y  negro, algunas envejecidas con manchas amarillas ​​producidas por los químicos y  marcas de dobleses  sufridas por el tiempo. Otras de papel baritado y borde dentado dibujan unas líneas de color amarillo-ocre y contienen notas al dorso con recordatorios, fechas, la numeración y el sello del laboratorio, ”Recuerdo de mi estancia en Lanzarote, o con cariño para... octubre de 1974”.

 

Transportado por el recuerdo, imaginé esas fotografías del pasado junto a las imágenes de los mismos lugares en la actualidad. La mezcla del blanco y negro del pasado con los colores de la actualidad, como un principio y un final de un lugar en un mismo plano donde se encuentran el recuerdo y la evidente mutación de nuestro tiempo.​​​

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